Tras el sueño de una noche sin pintar

Dime, por favor, si al escribir tu primer libro, no tuviste la sensación de que salir por piernas era la mejor opción. Y no es porque yo pretenda culpar a nadie o tenga que aplicar una venganza contra alguien. ¡No, en absoluto! Cuando odias a alguien, eres portador de un yunque, muy pesado, que no te deja vivir. Yo prefi ero pensar y lo llevo a la práctica, y es que si aprendes a perdonar, habrás ganado la tercera parte de tu vida. He escuchado manifestaciones de escritores quejándose de la edición de su primer libro —no quieren ni decir que son los autores—. El malestar de un hecho similar produce una caída libre del escritor que se piensa si escribir es una opción alentadora. Por eso, quiero decir que yo ya perdoné a todo aquel que una vez se equivocó, a todo aquel que me hizo daño sin saberlo, a cualquier amigo que una vez llegó a ser enemigo… Sí, ¡yo los perdoné! Hoy escribo mi segundo libro Tras el sueño de una noche sin pintar. F. Javier López García de Vinuesa